Autónomos encubiertos en Alemania

«Nuevo hostal necesita empleados para la recepción. Interesados enviar el currículum a la siguiente dirección de email.» El lugar donde se encuentra el hostal es una de las calles más turísticas de Berlín, la calle Warschauer, siempre llena de turistas, comercios y souvenirs. Suena bien. Mando mi currículum. Como hablo varios idiomas y soy joven, me llaman para hacer una entrevista.

Valorar el trabajo

Una señora porta una pancarta el 12M15M en Berlín: «Valorar de nuevo el trabajo, acabar con la tiranía del beneficio». (Foto: C. Negrete)

Me recibe una mujer de mediana edad de buen ver, rubia, muy delgada y estresada. Me muestra el hostal, que está compuesto por tres edificios diferentes conectados entre sí, con unas doscientas camas. En la recepción se sienta una chica italiana de unos 22 un tanto autista que me dirije un «mmm» por saludo. Para todo el hostal solamente hay una persona en la recepción. Es mi día de prueba, es decir, probamos cómo trabajo pero no recibo nada a cambio.

Esto de la «prueba» se puede prolongar durante varios días, y en trabajos más pesados, sin que el candidato huela si quiera unos eurillos. Una vez estuve haciendo la «prueba» de descargar un pedido de botellas de agua y zumo en una conocida cadena de herboristerías. Mis compañeros de piso dicen que es «normal», porque así el posible empleador puede verte en acción. 

La señorita Pepis me muestra los cuartos, los manojos de llaves, los pasillos. Tengo que hacer una ronda por las habitaciones que aún no han chequeado la salida y descubrir porqué. Mientras toco con el nudillo y abro acto seguido, pienso en el desayuno y en lo bien que lo vomitaría si me encuentro a alguien en alguno de los cuartos agonizando. Porqué pienso algo así no es explicable, tal vez es el ambiente asfixiante de unos pasillos largos con puertas y más puertas a derecha e izquierda.

«Tenemos turnos de doce horas. Si trabajas seis días a la semana al final del mes son unos 1.400 euros. Eso sí, tienes que darte de alta como autónomo.» Pepis gesticula con sus manos y sonríe como buena vendedora. Estas condiciones son ilegales. Uno no puede darse de alta de autónomo y trabajar para una sola empresa a tiempo completo, ya que la legislación alemana lo prohíbe. Por eso, esta empresa, y otras muchas, está registrada como dos o más empresas diferentes, y los trabajadores emiten facturas a nombre de las diferentes compañías.

Si eres autónomo, además, has de pagar tú mismo la sanidad, los impuestos, el seguro del paro y el de jubilación. Total, que con una jornada de 12 horas seis días a la semana unx al final es mileurista. Y todavía hay que pagar alquiler y comida.

Por supuesto nada de vacaciones o bonus de nocturnidad, éso es basura burguesa.

Genial. Luego vas y lo cascas. Hasta la vista.

Autónomo vs. Autonome

Clase de alemán XXVII

La palabra «autónomo» en alemán es muy diferente al español: «selbständig«. Sin embargo, también existe la palabra «Autonome«, que en el diccionario está recogida como autónomo también. Esta última se utiliza para denominar a los grupos anarquistas o antisistema que tratan de construir una alternativa autónoma o independiente al sistema capitalista.

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8 pensamientos en “Autónomos encubiertos en Alemania

  1. El Antropólogo Perplejo dice:

    Eres grande Negrete!

  2. Patricia Meneses dice:

    ¡Eres un lujo, criatura!.

  3. El Antropólogo Perplejo dice:

    Quilla, escribe algo más, no? Tus fans necesitamos de tus palabras! 😉

  4. Adivino el primer refrán que aprendieras en el cole: «lo bueno, si breve, dos veces bueno»

    Vuelvo a disfrutarte tras una larga ausencia por tierras lejanas.

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